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Una Marcha Silenciosa o Como Institucionalizar la Protesta.

SAS, Sindicato de Artistas Sonoros, contra los recortes de frecuencias.
 
Acabo de llegar a casa después de haber asistido a la Manifestación en Valencia, convocada por los sindicatos en protesta por la Reforma Laboral. Como siempre que se cierne un evento de esta magnitud, he salido de casa con microfonía. Esta vez he podido, ya por fin, estrenar mi nueva pértiga y el zepelín que por cierto, muy bien.

Llegados a la Plaza Sant Agustí (lugar de encuentro de la manifestación) he tenido una primera sensación de bullicio, a mi derecha una de esas sempiternas batucadas animaba un poco el ambiente, algunas carracas, trompetas de plástico (bubuzelas) y algún que otro grito se oían a lo lejos, distribuidos, distantes.

Empieza la manifestación y asoman mareas de banderas de los sindicatos, atadas en esos palos de plástico blanco y ondeando al viento ese celofán semi-transparente con el rojo de los sindicatos bajado de tono tirando a rosa puesto que el plotter da lo que da. Andamos, empezamos a marchar por la Calle San Vicente, avanzamos y escuchamos charlas, conversaciones de corrillo y de nuevo un megáfono lejano sin seguidores voceando consignas del 15-M mal aprendidas "y luego diréis que fuimos siete o ocho" (cargándose la rima de cinco y seis con diréis) mal, vamos mal.

A la altura del Ayuntamiento torcemos para llegar a la plaza en dónde ya asoma la jaula de las Mascletás. Y en la esquina empezamos a escuchar griterío, follón, algo despierta, ¡por fin! alivio, alguien protesta alguien grita. Llegamos al núcleo y nos encontramos al sector 15-M gritando a pulmón reprimendas a los sindicalistas: dejaos de hostias y armad una huelga general cojones, la marcha silenciosa avanza y las banderas de plástico pasan hipertérritas por delante del único foco de ruido y contestación de toda la marcha. Seguimos ávidos de entender, de encontrar esa protesta sonora, ese follón, ese griterío tan reconocible unos meses atrás. Pero cada vez mas somos conscientes de que la media de edad no es la del 15-M, los que marchan por estas calles están ahí por otra cosa que no se sabe muy bien que es.

A la altura de la Calle Barcas nos damos cuenta de que no se oyen bandas de música, ni batucadas, ni cánticos, no escuchamos eso de Ocho Banqueros Se balanceaban,... seguimos con los silbatos ocasionales, las bubuzelas salpicando el paisaje sonoro aquí y allí y poco mas. Y así hasta el final, ya en el epicentro del facherío valenciano (el Parterre) un escenario para unos parlamentos decorado con sinfín de banderas, banderines, estandartes y pancartas de plotter. Avelino muy acertado ha comentado que faltaban ahí las siglas SPQR pues la puesta en escena lindaba ya con los Armats de Semana Santa.

Y poco mas, descontentos y aburridos (principalmente eso, aburridos como marsopas) nos retiramos a tomar el vermut. De camino al vermut pienso ¿y las bandas? dónde están las bandas de música valencianas tocando Vicenteta, Vicenteta y la dolçaina y el tabalet, los tambores, las cacerolas, el esperpento, los camiones con el musicón, y las consignas coreadísimas pegadizas, los gritos de ¡hijos de puta! y la guturalidad de la protesta tan asentada hasta hace nada? dónde está todo eso? que ha pasado? me habéis quitado un paisaje sonoro absolutamente extraordinario, complejo y musical, un ir y venir de melodías que se solapan, funden y reaparecen una cacofonía urbana de la protesta, una algarabía del cabreo genuino, un festival, una provocación ¿dónde está todo esto en una manifestación absolutamente institucionalizada, silenciosa, caduca y aburrida? menudo aburrimiento! Señores de los sindicatos, ustedes no tienen ni la mas menor idea de lo que es protestar, ustedes han marchado silenciosamente de forma protocolaria y previsible, eso a mi parecer no es protestar, eso es un paseo dominical para hacer tiempo para la paella.


















Y mas me deprime cuando se que unos meses antes, he podido asistir a un verdadero resonar urbano, un auténtico grito colectivo de protesta que retumba por las calles que llena el espacio y se choca contra las casas, entra arrasando en el H&aM dando la vuelta a la plaza. Un auge del cántico común, una reivindicación de aquello que tanto les gusta a los políticos de la voz del pueblo, en fín, la muchedumbre enfurecida. Esto de hoy, nada, una marcha, un paseo, un aburrimiento para la fonografía. Lo único destacable ha sido el testimonio 15-M con esa pancarta enorme que reza Y UNA MIERDA! y el follón que se ha armado alrededor.

Y para postre aquí dejo el testimonio 15M para recordar, y que no olvidemos,...

Las fotos, el Bueno de Montag.